martes, 5 de diciembre de 2017

2 017

Este no es un poema de esos tan profundos que me gusta escribir, es más parecido a una reflexión, pero no deja de ser importante.

Comencé el año con unas merecidas vacaciones en Florianópolis y mi primer recital, acompañada de mi novio. Si bien el año comenzó de la mejor manera, no todo fue de color rosa. Nos enteramos que mi mamá padece de una enfermedad un tanto grave, que nos dejó a todos (en especial a mí) con las piernas temblando. Por suerte, hoy puede seguir con su vida normal, sin tantas interferencias.

Siempre dije que no me gustaban los bebés, pero este año quedé eclipsada con la llegada del bebé de mi mejor amiga, mi ahijado. Un pequeño ser que no deja de brillar y se lleva todas las miradas.
Y entre tanto amor, cumplí dos años con mi novio, una persona que me acompañó incondicionalmente en cada momento y que a pesar de los dramas nunca me suelta la mano.

Este año también comencé la facultad! Si bien no salió tal como esperaba, aprendí mucho y todavía estoy esforzándome por obtener los mejores resultados. A la vez, este año se terminó mi paso por la escuela secundaria. Fui promo, me divertí y viajé al tan ansiado Bariloche, que fue una de las mejores experiencias. Allá me conecté con muchas personas que hicieron de mi viaje uno mucho más especial.

Me acerqué a muchas personas lindas (como mi compañera de banco), pero también, el 2017 me alejó de personas que no aportaban nada nuevo en mi vida.

Este fue un año finales y comienzos que me dejaron un poco más confundida y expectante de nuevas experiencias.

Felices fiestas!

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